Dios demanda perfección y obediencia perfecta a Su Palabra. Él sabe que la única manera que podemos ser perfectos es en: Cristo Jesús. Jesús fue el sacrificio perfecto, sin pecado o mancha, para poder satisfacer la ley de Dios. Y en Su resurrección, al recibirlo (creer en Él) tenemos la seguridad de que estamos perdonados de nuestros pecados y que tenemos vida eterna.
El “evangelio es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.“