Reconoce que estás en bancarrota espiritualmente. No hay nada que le puedas ofrecer a Dios. Arrepiéntete, y llora por tu condición espiritual. Toma responsabilidad por tus pecados y pídele perdón. Toma ese paso de fe, cree en Él, cree lo que ha hecho por ti, “el Evangelio”, e invítalo a ser el Señor de tu vida para que Jesús te declare ser justificado. Solamente es el que ha “Nacido de Nuevo” quien ahora practica una justicia que excede a la de los escribas y fariseos. Recuerda que el cumplimiento de La Ley es el amor. “Ama a Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Y ama a tu prójimo como a ti mismo.”