Hay que revestirnos del hombre o la mujer nueva. No vivir en el pecado de amargura, enojo, ira, gritería, maledicencia y malicia. Pero vivir siendo amables, de buen corazón. Perdonándonos unos a otros.
Cristo es nuestro ejemplo, y si Él nos ha perdonado de tanto, hay que perdonar a los que nos han ofendido.
Propósito de la Escritura: Pablo deseaba que todos los que anhelaban una madurez a semejanza de Cristo recibieran este escrito. El libro de Efesios describe la disciplina necesaria para convertirse en verdaderos hijos de Dios.